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#Issue 16: Robert Doisneau es mucho más que un beso.

Hay dos besos robados que se han convertido en un hito en la historia de la fotografía. El primero es la célebre imagen de Alfred Eisenstaedt enmarcada por las luces y el gentío de Times Square que vio la luz en la portada de la revista LIFE en 1945, que nos muestra el robo de un beso por parte de un marinero a una enfermera. Muy semejante y a la vez muy diferente en varios aspectos es el beso que nos trae hoy a la Fundación Canal, un verdadero robado que captura desprevenidos a quienes se sitúan frente a su objetivo, algo muy frecuente en la fotografía de Robert Doisneau. La exposición "Robert Doisneau: La belleza de lo cotidiano" se podrá visitar hasta el día 8 de enero y las previsiones de éxito son, sólamente un día después del estreno, más que aseguradas.


El beso del hôtel de Ville

Pensar en la fotografía de la primera mitad del siglo XX es cambiar nuestra manera de entender este arte, que por entonces estaba lejos de ser considerado como tal. Robert Doisneau es quizá junto a Cartier Bresson el paradigma de fotógrafo europeo -o quizá precisamente lo contrario:

dos joyas irrepetibles- que retratan algo más que el costumbrismo francés del momento: la historia misma de París en momentos tan apasionantes como convulsos como la Segunda Guerra Mundial. Pero si no conocéis aún a Doisneau (afortunados que podéis maravillaros por vez primera) sabed que no vais a ver en sus fotografías escenas de grandes momentos históricos, sino -como