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¿Tienes vergüenza al enseñar tus manos? Te damos la solución definitiva.

A las manos les pasa como al rostro: están continuamente expuestas a los agentes externos como el frío y el calor, a productos químicos. Y no sólo eso: las utilizamos la mayor parte del tiempo en nuestro día a día para todo tipo de cosas. Así, es normal que se resequen y sufran todo tipo de daños por los que se muestran agrietadas e incluso llenas de manchas. La clave no es otra que una perfecta hidratación, y la solución es fácil y rápida: utilizar diariamente una buena crema hidratante.

Da igual que sea en invierno que en verano: cuando la piel de las manos no es capaz de regenerarse, no sólo se seca y se escama, también se envejece prematuramente y le salen esas manchas que queremos evitar a toda costa.


La piel de las manos no contiene casi tejido adiposo, por lo que es especialmente fina. A esto hay que añadir que el vello es tan escaso que es muy difícil encontrar en nuestras manos glándulas sebáceas, y ahí reside el problema: estas son las las encargadas de generar grasa y, por lo tanto, de retener líquidos en la piel y que se mantenga hidratada.