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"Por qué deberíamos ser feministas" y enamorarnos de Chimamanda.

¿A cuántos escritores africanos has leído?, en caso de que hayas leído a más de uno, ¿eran originarios de algún país que no fuera Egipto o Sudáfrica? Si tuvieses un mapa mudo del continente africano delante, ¿cuántos países sabrías identificar?, ¿cuánto sabes, en definitiva, sobre este continente? No te hacemos todas estas preguntas para jugar al trivial ni para saber cuánta cultura general posees, sino sencillamente para ti mismo, para que, como hemos hecho nosotros a raíz de leer a la autora de la que os queremos hablar hoy, reflexiones sobre lo poco o nada que sabemos y los muchos prejuicios con los que miramos a África.


El nombre de Chimamanda Ngozi Adichie suena, y suena muchísimo desde hace años, especialmente desde que ganó premios como el Chicago Tribune Heartland Prize en 2013 y el National Books Critics Cercle por la publicación de novelas como La flor púrpura (2003), Medio sol amarillo (2006) o Americanah (2013). Aunque os recomendamos encarecidamente sus obras de ficción, nos parece que podéis hacer un primer acercamiento a través de sus ensayos de una forma muy amena. El peligro de la historia única y Todos deberíamos ser feministas son dos ensayos muy breves publicados, pero de los que también podéis disfrutar en formato de charla TEDx, por lo que no hay excusa para no no conocer a esta increíble mujer que no os defraudará.

Cuando pensamos en el feminismo, lo hacemos desde nuestra óptica occidental, deficiencia ya criticada hace décadas por las mujeres africanas y asiáticas cuya realidad vital no tiene nada que ver con lo que se reivindicaba desde Europa y EEUU desde las primeras olas. Chimamanda nos cuenta su perspectiva de discriminación como mujer, pero también como mujer nigeriana, con un tono muy claro, llano y simbólico cargado también de humor que es la antesala perfecta para que disfrutéis de toda su obra ficcional.



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El intenso olor a naranja es la cualidad estrella de nuestro exfoliante, pero un exfoliante corporal no sólamente tiene que terminar con las pieles muertas y oler bien, y por eso hemos escogido como ingredientes para su elaboración aceites, flores y plantas que ayuden a conseguir todo lo que deseamos para nuestra piel después de un baño. Por un lado, el aceite de almendras dulces no sólo ayuda a acabar con las durezas por sus propiedades emolientes sino que también hidrata en profundidad. Otro aceite que hemos elegido es el de zanahoria, rico en beta-caroteno, vitaminas A y E y provitamina A, muy importante para mantener precisamente las vitaminas en nuestra piel y la propia semilla de zanahoria, de la que se obtiene una gran variedad de aceites esenciales. El girasol, indispensable por su alto contenido en vitamina E (antioxidante) posee además ácidos grasos no saturados que el cuerpo humano no puede producir de manera natural.


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