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#Issue 6: Herta Marks Ayrton, ciencia y sufragio.

Puede que el buscador de Google tenga muchas ventajas de uso frente al resto, pero la labor divulgativa que promueve con sus famosos doodles no tiene rival. La del pasado 28 de abril nos puso tras la pista de una más de las científicas olvidadas injustamente por la historia: Phoebe Sarah Marks, omnipresente en las noticias del día por su nombre de casada Herta Marks Ayrton, pionera en los estudios sobre el arco eléctrico.

Bien es cierto que no fue su inventora —ya que para eso hay que remontarse a casi un siglo atrás— pero sí que jugó un papel importante en el desarrollo del arco eléctrico a partir de sus investigaciones sobre el mismo y su publicación con el mismo nombre (El arco eléctrico, 1902).


Herta Marks Ayrton, Wikipedia

Herta Marks Ayrton, Wikipedia

¿Pero qué demonios es eso del arco eléctrico? Esa fuente inagotable de conocimientos para los legos que es la Wikipedia nos aclara que se trata de la descarga eléctrica que se forma entre dos electrodos sometidos a una diferencia de potencial y colocados en el seno de una atmósfera gaseosa enrarecida, normalmente a baja presión, o al aire libre. Sirve con saber que es un importante precedente de la electricidad como la imaginamos ahora, pongamos por caso, en una bombilla iluminando nuestra habitación. Y así se utilizaba como mecanismo de iluminación antes de las lámparas e incluso como foco de calor.

Pero lo llamativo de lo que aquí nos mueve no son los milagros del arco eléctrico, sino del contexto que rodea a Herta Marks Ayrton. Todo el mundo sabe que ser un científico o un aventajado de cualquier rama es digno de admiración. También que serlo siendo mujer y del mundo de la ciencia a caballo entre los siglos XIX y XX lo es más más. Lo que no está tan claro es si llegamos a imaginar el contexto y la dificultad que supuso realmente en el caso de tantas mujeres en la historia de la ciencia. Cabe recordar que por entonces las damas no tenían aún derecho a una habitación propia, y que, de hecho, Herta Marks Ayrton no sólo tuvo que estudiar en casa sino que empezó a trabajar con 16 años y que contra todas las conveniencias de su época estudió matemáticas y después física. Ya casada, ella y su marido se convirtieron ambos en investigadores especializados en el arco eléctrico, hasta adquirir tal relevancia con su libro que fue presentado el la Royal Society de Londres... pero leído por un hombre. Hechos como este explican que además de por la ciencia Herta Marks Ayrton acabara siendo una de las principales sufragistas y defensora de las mujeres universitarias. Y todo el mundo debería saber que, si hoy en día ser mujer es un handicap en la ciencia, hace un siglo lo era en todos los ámbitos de la vida. Y que luchar por cambiar ese paradigma con todas las consecuencias legales y sociales que supuso el movimiento sufragista la hace aún más merecedora de nuestro recuerdo.


//R.

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