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#Issue 12: Cabe mucho Shakespeare en Juego de Tronos.

En 2016 todavía no sabemos realmente quién fue Shakespeare, y sin embargo está considerado por muchos como el culmen del canon occidental. El caso es que por unas cosas o por otras, el bardo nunca deja de estar de moda a causa de su huella constante y no sólo en el teatro posterior. Sobre la influencia de Shakespeare a niveles generales han corrido ríos de tinta, pero sobre su peso en el formato audiovisual más o menos reciente se acaba de publicar una monografía titulada El mundo, un escenario (Anagrama, 2015), de Jordi Balló y Xavier Pérez.


Todo el mundo conoce el nombre de Shakespeare, el To be or not to be, y datos anecdóticos que no van más allá de eso… anécdotas que se quedan en la superficie. A día de hoy, parece mentira que el dramaturgo que revolucionó la historia del teatro isabelino en menos de tres décadas siga sorprendiéndonos hasta el punto de darle vueltas y vueltas a sus grandes personajes cuya honda psicología no se agota nunca. Y aunque en nombre ninguno parece igualarse a Hamlet, es Ricardo III y, en general, los dramas históricos los que más presentes están en nuestros referentes cinematográficos aunque no seamos conscientes de ellos. Ese Shakespeare “menos conocido” contemporaneizó la historia militar de Inglaterra, dando nombre inmortal a algunos de sus antiguos reyes.

En lo que se refiere al cine y a las adaptaciones de las propias obras la influencia está clara, pero lo que no sabemos es cuánto de Shakespeare hay en series tan cotidianas y populares en la actualidad como House of Cards, Breaking Bad o Juego de Tronos. Psicología y violencia son dos de las cualidades que más atraen de sus personajes y obras a la hora de tomarlas como referentes pero como decíamos, si hay una destaca sobre las demás es la figura de Ricardo III, el célebre príncipe asesino de reyes.


Quizá no te suene mucho ahora por el nombre, y tampoco si te contamos que tenía una joroba y era cojo. Pero lo que quizá sí que te suene es esa famosa expresión de mi reino por un caballo, nada más y nada menos que el cierre de tan insigne drama histórico ante la muerte del tirano. La maldad exacerbada no se ha inventado hoy y la prueba está en personajes de Shakespeare como este, capaz de asesinar a su propia familia sin que se le borre la sonrisa de la cara o nadie adivine el más mínimo ápice de sus intenciones. Normal que haya inspirado a personajes tan reconocibles y apreciados ahora como el protagonista de Breaking Bad o al mismo Kevin Spacey en House of Cards.


Ahora bien, el caso que se lleva la palma y que seguro no imaginaste es tan fiel a la realidad como a la ficción es el de Juego de Tronos, fiel reflejo de las tramas históricas inglesas reales que también son el punto de partida de Ricardo III. Tiempo ha, la casa de los Lancaster y la de los York se enfrentaron por la corona en la Guerra de las dos Rosas, saliendo vencedores los segundos. Pasaron los años y esas pequeñas rencillas que quedan entre familias combatientes se van agrandando y agrandando… hasta que tras nuevos derramamientos de sangre al final fueron los Lancaster los que tomaron el mando definitivo. Si ves Juego de Tronos seguramente toda esta disputa te suene familiar, tan familiar como los nombres de las casas de Lannister y de Stark.


Obviamente, George R. R. Martin ha extendido a su gusto libremente la trama, tanto que da para cinco libros y unas cuantas muertes de personajes importantes. Esto último ha sido motivo para que la HBO haya recibido numerosas quejas por tal cantidad de muertes de entes ficticios a los que se les acaba cogiendo cariño. Lo que los menos aficionados al teatro no sabrán es que en dos horas y media de representación de Ricardo III mueren más protagonistas. Y aunque parezca imposible... da tiempo a cogerles cariño más que suficiente .


//R.

The Skin Tailors_

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