El secreto mejor guardado de las brujas.
No sabemos si es mágica o no, aunque desde siempre -en Europa podemos disfrutar de ella desde el siglo XIX- al arbusto de la Hamamelis Virginiana se le ha conocido como avellano de bruja y avellano mágico, incluso en su lugar de origen (Norteamérica). Lo uno porque se parece al avellano en forma y en sus frutos, y lo de mágico… como tantas otras plantas, sus propiedades naturales han servido de tanto para el cuidado en este caso de la piel y la circulación sanguínea que entendemos sus cualidades hayan sido consideradas de forma positiva.

Dentro de la medicina popular se ha utilizado mucho por sus beneficios para la circulación, siendo uno de los remedios preferidos entre los remedios caseros contra las varices, las hemorroides, quemaduras y hasta cortes. Pero en cosmética sus propiedades son igualmente válidas, y es que lo beneficioso se extrae de las hojas (aunque la corteza también se puede utilizar), principalmente ricas en taninos y flavonoides.
Lo que se hacía (y se hace) en casa es hervir las hojas y utilizar el agua resultante como tónico facial, ya que además de las circulatorias, las hojas tienen otros beneficios. La cosmética actual utiliza su extracto ya que además de ser muy beneficiosa para el sistema circulatorio, es antiinflamatorio, antiséptico, astringente y antioxidante. Por lo tanto, es altamente recomendable a la hora de tratar el acné, ya que regula la producción de sebo y desinflama los granos, limpia, acelera el proceso de curación de heridas gracias a los taninos -por lo tanto es óptimo para todo tipo de pieles-, su efecto anti