Las figuras de Oskar Schlemmer.

Como siempre, los benditos Doodles de Google aparecen ahí, nos pica la curiosidad... y como de costumbre, nos enseña alguna cosa que no conocíamos. Esta semana, la existencia de un gran artista, Oskar Schlemmer, (no demasiado conocido para el público en general) que encarga el ideal de hombre renacentista, ya que además de pintor era escultor y coreógrafo, que por su afinidad con otras disciplinas como la danza o el teatro ha sido decisivo a la hora de influenciar a artistas como David Bowie.

Cronológicamente nació en el siglo XIX, pero ha sido una de las mentes más creativas en el mundo teatral del siglo XX, incluso teniendo en cuenta que murió en el contexto de la IIGM y que las consecuencias de ambas guerras mundiales influyeron de forma pésima en su obra y su persona.

Oskar Schlemmer fue Huérfano desde niño, su primer contacto con un oficio creativo fue durante su estancia como aprendiz en un taller de marquetería. Pronto consiguió la beca que le permitió estudiar en una academia de arte y aprender de las figuras más representativas en la Alemania de los años 20 y 30.

En el mundo del teatro innovó en cuestión de color, luz, formas... hasta el punto de que sus figurines y bailarines ahora son reconocibles y asociables inevitablemente a su persona. De entre su producción destaca el ballet triádico (Triadisches Ballet, 1922), que en su momento supuso un movimiento de reforma basado en el constructivismo y la armonía arquitectónica entre bailarines, colores y decorado.

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